Tomado de: Winnicott, D. (1971) Realidad y Juego. Gedisa Editorial
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Objetos
transicionales y fenómenos transicionales
Es bien sabido que los recién nacidos tienden
a usar el puño, los dedos, los pulgares, para estimular la zona erógena oral,
para satisfacer los instintos en esa zona y, además, para una tranquila unión.
También se sabe que al cabo de unos meses los bebés encuentran placer en jugar
con muñecas, y que la mayoría de las madres les ofrecen algún objeto especial y
esperan, por decirlo así, que se aficionen a ellos.
Existe una relación entre estos dos grupos de
fenómenos, separados por un intervalo de tiempo, y el estudio del paso del
primero al segundo puede resultar de provecho y utilizar importantes materiales
clínicos que en cierta medida han sido dejados a un lado.
La
primera posesión
Quienes se encuentran en estrecho contacto con
los intereses y problemas de las madres tendrán ya conocimiento de las
riquísimas pautas que exhiben los bebés en su uso de su primera posesión de
"no-yo". Gracias a que las exhiben, es posible someterlas a
observación directa.
Se advierte una amplia variación en la
secuencia de hechos que empieza con las primeras actividades de introducción
del puño en la boca por el recién nacido, y que a la larga lleva al apego a un
osito, una muñeca o un juguete, blando o duro. Resulta claro que aquí hay algo
importante, aparte de la excitación y satisfacción oral, aunque estas puedan
ser la base de todo lo demás. Se pueden estudiar muchas otras cosas de
importancia, entre ellas:
1. La naturaleza del objeto.
2. La capacidad del niño para reconocer el
objeto como un "no-yo".
3. La ubicación del objeto: afuera, adentro,
en el límite.
4. La capacidad del niño para crear, idear,
imaginar, producir, originar un objeto.
5. La iniciación de un tipo afectuoso de
relación de objeto.
Introduzco los términos "objetos
transicionales" y "fenómenos transicionales" para designar la
zona intermedia de experiencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo
oral y la verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y
la proyección de lo que ya se ha introyectado, entre el desconocimiento
primario de la deuda y el reconocimiento de ésta ("Dí-ta ").
Mediante esta definición, el parloteo del bebé
y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones y melodías
mientras se prepara para dormir se ubican en la zona intermedia, como fenómenos
transicionales, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del
cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes
a la realidad exterior.
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