Mural Av. Suba con calle 106
Freud nace en mayo de 1856 en Freiberg,
Moravia, región que perteneció hasta 1914 al Imperio Austro-Húngaro . Su vida
trascurrió en medio de los procesos sociales que dieron lugar
a la segunda guerra mundial. El psicoanálisis se gesta en un contexto
social de crisis, de violencia, de guerra, de hombres conflictualizados, de
hombres sufrientes. Freud vivió en “carne propia” los rigores y horrores de la
guerra, vivió el miedo, el dolor y la tristeza por la pérdida de sus seres
queridos. Conoció la pobreza, la soledad
y, finalmente, el exilio. Poco antes de llegar las fuerzas nazis a Viena, él
logra en compañía de sus hijos, huir de su patria y exilarse en Inglaterra,
para morir un año después en 1939.
Estas experiencias sociales sensibilizaron
de manera excepcional al Padre del Psicoanálisis, y lo condujeron a centrar su atención
en aspectos del ser humano que en ese momento ocupaban un segundo lugar. Se preocupó
entonces, por el mundo interno del hombre, por los motivos que subyacen a las
pasiones humanas de amor y de odio, por las vivencias y sentimientos y fundamentalmente
por los procesos inconscientes que motivan y determinan el funcionamiento
humano.
En uno de los muchos diálogos que Freud
sostenía con pensadores de su época, le
responde a Einstein un interrogante que éste le planteó sobre cuáles creía él eran las razones de la guerra. En 1933 Freud
le brinda su respuesta en un artículo denominado “El porqué de la guerra”. En
él señala como un aspecto incuestionable en el desarrollo de la Violencia Social ,
la necesidad de unos grupos humanos para dominar y subyugar a otros. Al
respecto comenta: “Los conflictos de intereses y de opinión se dirimen por la
fuerza… una parte de cuerpo social obliga a otro a abandonar sus pretensiones o
su oposición. El objetivo alcanza su máxima expresión cuando la fuerza del enemigo queda definitivamente
eliminada, es decir cuando lo mata” En esta respuesta Freud, aunque no
desconoce el peso que tienen las relaciones políticas de los hombres en el
desarrollo de la violencia social, en su explicación causal, inclina la balanza
a favor de las motivaciones internas inconscientes y constitucionales de los
hombres, derivadas del instinto de muerte.
Esta posición freudiana ha suscitado
polémica entre los partidarios que afirman que son las pulsiones humanas las que
explican el comportamiento humano y aquellos quienes piensan que es la cultura
la que determina el funcionar del hombre. Hoy en día, es claro para todos que
el hombre no actúa ciegamente de acuerdo al mandato instintivo. Por el
contrario, se acepta que el funcionamiento humano se modifica de acuerdo con
las necesidades y requerimientos del contexto socio-cultural.
Entre los procesos psíquicos fundamentales para la construcción de las
subjetividades que se ven interferidos por la presencia de situaciones de la violencia crónica, es decir, aquella acaecida durante
varias décadas en las comunidades, vamos a señalar tres:
1. Fallas en la función de sostenimiento
emocional (holding) y de contención que el
Estado
debe brindarle al individuo y a la comunidad.
2. Alteración en los procesos
identificatorios con los objetos del
mundo externo.
3.
Alteración en la instauración de la Ley
No hay comentarios:
Publicar un comentario