Escrito por: Inés Bayona. Psicoanalista, miembro titular de la Sociedad Colombiana de Psicoanalisis
En el libro: Investigación conceptual en psicoanálisis: De la tradición a la creación
Desde la
época antigua, Heráclito al igual que Aristóteles en la Etica a Nicómaco,
menciona al sueño como la actividad del alma. En la Edad Media, entre
filósofos, la postura ante la lectura del sueño fue contradictoria. Algunos la
consideraban falsa, insensata y hasta demente, otros se interesaron por su
origen e interpretación.
Serían
pensadores como Spinoza, Hegel, Nietzsche, del romanticismo alemán, como
también los pioneros de la psiquiatría dinámica, de épocas anteriores a Freud
como Heinrich Von Schubert, quienes profundizaron en el fenómeno.
Freud se interesó por los sueños desde niño. Durante su relación
con Martha, su esposa, era frecuente que en su correspondencia mencionara sus
sueños. En el verano de 1895, Freud tiene un sueño en relación a una paciente:
lo llamó “La inyección de Irma”. En el análisis detallado de este sueño,
encuentra y propone que los sueños son una realización de deseos, no
realizables en el estado de vigilia. Roudinesco (1998, p. 1030), afirma: “Sigmund
Freud, fue el primero en concebir un método de interpretación de los sueños no
basado en referencias extrañas al soñante, sino en las asociaciones libres que
éste puede realizar, una vez despierto, a partir del relato de su sueño”.
Para Freud, los sueños son el camino para entrar y acercarse al
inconsciente y sus mecanismos, son la “vía regia”, pretendiendo deducir el
sentido latente del contenido manifiesto. La idea de Freud, sobre la relación
indisoluble entre el sueño y su interpretación produjo un impacto significativo
en el medio psiquiátrico de su época.
Existen varios tipos de sueños relevantes a ser mencionados. Los
sueños de angustia, que causan el despertar por la intensidad de la sensación
experimentada, fueron analizados por Freud en el “Hombre de los lobos” (1918).
Para Freud el sueño de comodidad es el sueño que cumple las dos características
esenciales: la satisfacción de deseos y la del guardián del dormir. La primera
mención en referencia a este tipo de sueños, figura en la carta 22 a Fliess
(1895). Los sueños premonitorios preceden a un acontecimiento real y parece que
anuncian su aparición. En el “Hombre de las ratas” (1909), aparece el sueño
punitivo: el que sueña aparece castigado por una falta. En la edición de 1911
incluye este tipo de sueños con el análisis del poeta Rossenger; y más adelante
en “Más allá del principio del placer” (1920), y en “El problema económico del
masoquismo” (1924). El sueño recurrente es aquel que se reproduce siempre de la
misma manera. Analiza este tipo de sueños detalladamente en el “Caso Dora”
(1905).
Se destacan dos grandes aportes en la obra de los sueños de Freud.
El primero consiste en des-entrañar el sentido del simbolismo por medio de la
representación, y técnicamente mediante las asociaciones que el paciente hace
durante el relato consciente del sueño. El segundo aporte, lo describe en el
capítulo 2 de su obra, y consiste entender el sueño como la realización de un
deseo inconsciente.
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