miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Cómo deben ser los límites en la educación?

Escrito por: Camilo Jácome



Es conveniente  pensar que la relación Educador - Alumno no se da por azar. Se presenta en una situación particular y dentro de unas circunstancias y parámetros que condicionan el logro o fracaso del objetivo de ese vínculo. La situación en la cual se hace posible la relación que nos ocupa, se enmarca dentro de ciertos limites que, como la misma palabra lo indica, señala tanto la separación entre las partes implicadas, como  la manera y el punto de lo permitido o no dentro de la relación. Es precisamente la existencia de esos límites los que posibilitan que el proceso educativo se dé y los que determinan en lo fundamental, el sentido de la relación y del ingreso en la cultura del alumno. Hay que recordar que los límites de esta situación son responsabilidad  del educador y se parte de la premisa de que el alumno va a probarlos tratando de rebasarlos. Por ello conviene precisar cuales son las características esenciales de estos límites que permiten un éxito y la satisfacción en la relación Educador - Alumno.

A partir de los conceptos de algunos psicoanalistas y  particularmente de los aportes de W.  Bion, acerca de las relaciones Continente-Contenido y ... del papel de la madre funcionando como un Continente efectivo de las sensaciones del bebe (Grimberg, 1975), es posible sugerir cuales son las cualidades primordiales de los límites que contienen y hacen positivo el vínculo Educador - Alumno. Estos límites deben ser fundamentalmente: Firmes, Cálidos y Organizados.
Estas 3 características son complementarias y permiten que el alumno crea y adquiera confianza en el educador, por ello se debe evitar la complicidad entre el educador y el alumno, pues esta lleva a que el educador pierda la posibilidad de mantener los límites y por lo tanto se desdibuje la esencia de la relación Educador -  Alumno.

    Ser firmes  no significa ser autoritario ni hacer daño, significa constancia, solidez y estabilidad. Las decisiones pedagógicas más difíciles requieren de mucha firmeza, para que se lleven a cabo. La firmeza del educador genera confianza, seguridad y consistencia.
         Ser cálidos  significa trasmitir afecto, cariño y comunicar preocupación e interés; implica no maltrato.
       Ser organizados significa darle coherencia y claridad a lo que se hace.  Hay que evitar en lo posible las confusiones y lograr acuerdos y normas razonables, producto de juicios de realidad aceptados por las partes y no de juicios de valor, donde uno le impone su criterio al otro.

La existencia práctica de un determinado tipo de límites en la relación, depende de las particularidades de personalidad del educador que repercutirán a su vez, en la estructuración de la personalidad del alumno en formación. Educar es un ejercicio de dar y recibir mutuo, donde el garante de los límites es el educador, no para establecerlos voluntariosamente, sino marcados por su necesidad en aras de su funcionalidad para lograr lo que se quiere. Esto de por sí le da significado a la labor cotidiana de transmitir, inventarse y construir el sentido de la vida misma. 

Próximamente: Taller grupal de Límites en la educación de niños y adolescentes.
Organizado por: Centro de Atención de Psicoanalítica http://socolpsi.org/cap.html
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